Mira que es divertido jugar con el agua. Hay pocas cosas más apasionantes para un chaval que chapotear, pisar los charcos, hacer presas en los ríos o llenar globos de agua. Y es que ese medio, por una parte tan natural como que conforma nustros cuerpos en un 65%, está lleno de comportamientos peculiares y misteriosos. Ya de mayores parece que nos gusta menos involucrarnos directamente y preferimos limitarnos a observar. Nos convertimos en espectadores, y para eso se construyen esas grandes esculturas con agua en movimiento que son las fuentes.
Tenemos fuentes en la historia desde tiempo inmemorial. Algunas especialmente llamativas por jugar con el ruido del agua al caer o con el frscor que produce la evaporación, como es el caso de las construcciones árabes, siendo
la Alambra de Granada un ejemplo magnífico. Otras han incorporado monumentales esculturas a su diseño, merece la pena ir al
palacio real de La Grnaja de San Ildefonso a recorrer las 16 fuentes que adornan sus jardines. Muchas se han convertido en iconos, mitos, fuente de supersiticiones generadoras de deseos...
Sin duda tienen también su vertiente científicotecnológica, y vamos a ver a continuación algunos ejemplos interesantes. El elemento clave de la fuente es el chorro, una caudal de agua que sale por una tobera y que viaja por el aire hasta caer a un estanque. Las fuentes juegan con chorros verticales y chorros oblícuos... pero veamos algunas variantes modernas. Para empezar lo que se puede hacer con una multiplicidad de toberas controladas electrónicamente:
Es una fuente que da la hora, está en la estación de tren de Osaka, en Japón. Hay variantes circulares de esta idea, como la de un centro comercial en Korea del Sur (
ver aquí), pero me parece mucho menos elegante que la japonesa, la verdad.
Si no se hace nada por evitarlo, los chorros incorporan un flujo de agua turbulento. Eso quiere decir que las moleculasd de agua no se mueven como un ejército desfilando, sino que, aunque el movimiento neto es el del chorro, muchas están dando vueltas en torbellinos, se incorporan burbujas, y hay un cierto caos en la marcha. Es tácnicamente posible evitar esas turbulencias y convertir el chorro a flujo laminar. Con ello se consiguen fuentes muy sorprendentes, porque el flujo laminar está pocas veces en nuestra experiencia cotidiana. Veamos un caso:
Está en un hotel en Dubai. Para conseguir ese flujo laminar hacen falta unas toberas especiales en las que forzar a todas las moléculas de agua a ir en la dirección del flujo, cortandole el camino a posibles remolinos. Sorprendentemente eso se hace con un montón de pajitas de las de beber. En
ESTE vídeo se describe la construcción de una, pero en el que dejo a continuación hay una explicación más larga que resulta mucho más interesante, porque explica muy bien la diferencia entre flujo laminar y turbulento:
Vamos a ver un posible refinamiento más, los chorros normalmente los vemos reflejando la luz ambiente. Para conseguir más efectos visuales se puede iluminar con luces de diferentes colores, o lo que es más curioso, se puede "meter luz dentro del chorro" (entre comillas porque eso requiere una explicación). El agua tiene un índice de refracción un 30% mayor que el aire; número que refleja que la luz viaja un 30% más despacio. Ese número, el índice de refracción, es el que gobierna la forma en que rebota la luz al llegar a la frontera entre dos medios. Así, cuando la luz es emitida dentro de un medio de índice más alto que el del entorno se produce un fenómeno conocido como "
reflexión total interna", que quiere decir que la luz va rebotando por el interior sin poder salir. Ese principio se puede utilizar para producir bonitos chorros de colores:
En este ejemplo, en realidad, se está utilizando la reflexión total interna en un chorro laminar, pero iluminando desde el agua se puede hacer que los chorros lleven la luz por dentro sin necesidad de que sean laminares. Un ejemplo muy bonito es el de la siguiente fuente, en la que con luz y movimiento de chorros, la fuente baila un tema de Whitney Houston, en Dubai también.